Esta es una traducci?n de la p?gina original en ingl?s.
Por qu? el software debe ser libre
por Richard Stallman
Introducci?n
La existencia de software plantea inevitablemente la cuesti?n sobre qu? decisiones deber?an tomarse respecto a su uso. Por ejemplo, supongamos que una persona que tiene una copia de un programa se encuentra con otra a quien le gustar?a tener otra copia. Sabemos que es posible copiar el programa pero, ?qui?n debe decidir si esto se lleva a cabo?: ?las personas involucradas?, ?o un tercero, llamado ?propietario??
Por lo general, los desarrolladores de software responden a estas preguntas bas?ndose en el criterio de maximizar los beneficios del programador. El poder pol?tico del sector empresarial ha llevado al gobierno a adoptar el mismo criterio y la respuesta que proponen los desarrolladores: que el programa tiene un due?o, generalmente una empresa asociada a su desarrollo.
Me gustar?a considerar esta cuesti?n adoptando un criterio diferente: la prosperidad y la libertad del p?blico en general.
La respuesta no puede provenir de la ley vigente, la ley deber?a ajustarse a la ?tica, y no al rev?s. Tampoco la pr?ctica actual resuelve esta cuesti?n, aunque puede sugerir algunas respuestas posibles. La ?nica manera de juzgar es observar qui?n se beneficia y qui?n se perjudica si se reconoce que el software tiene propietarios, por qu? y en qu? medida. En otras palabras, deber?amos realizar un an?lisis del tipo costo-beneficio en nombre de la sociedad como un todo, teniendo en cuenta tanto la libertad individual como la producci?n de bienes materiales.
En este ensayo describir? los efectos provocados por el reconocimiento de propietarios y mostrar? que los resultados son perjudiciales. Mi conclusi?n es que los programadores tenemos que animar a otros a compartir, redistribuir, estudiar y mejorar el software que escribimos; en otras palabras, escribir software ?libre?.(1)
C?mo justifican su poder los propietarios
Aquellos que se benefician del sistema actual, en el que los programas son concebidos como objetos de propiedad, esgrimen dos argumentos en favor de su derecho de ser propietarios de los programas: el argumento emocional y el econ?mico.
El argumento emocional es del tipo: ?Pongo mi sudor, mi coraz?n, mi alma en este programa. Yo lo hice, ?es m?o!?
Este argumento no resiste un an?lisis serio. El sentimiento de apego puede ser cultivado por los programadores cuando les convenga, pero no es inevitable. Consid?rese, por ejemplo, cu?n deseosos firman y ceden sus derechos sobre el programa a una gran empresa a cambio de un salario; misteriosamente el apego emocional se desvanece. Por el contrario, consid?rense a los grandes artistas y artesanos de la ?poca medieval, que ni siquiera firmaban sus trabajos. Para ellos, el nombre del artista no era importante. Lo que importaba era que el trabajo se hab?a hecho, y el prop?sito al que serv?a. Esta visi?n prevaleci? durante cientos de a?os.
El argumento econ?mico es del tipo: ?Quiero ser rico (normalmente expresado de manera poco precisa como “de algo tengo que vivir”), y si no dejas que me enriquezca programando, entonces no programar?. Todo el mundo es como yo, de manera que nadie programar? jam?s. ?Y te encontrar?s con que no tienes programas!”. Esta amenaza suele venir disfrazada como un amigable y sabio consejo.
Explicar? m?s tarde por qu? esta amenaza es completamente absurda. En primer lugar, me gustar?a presentar una hip?tesis impl?cita que est? mucho m?s presente en otra formulaci?n del mismo argumento.
Esta formulaci?n comienza comparando la utilidad social de un programa privativo con la utilidad que se derivar?a de no tenerlo, y entonces concluye que el software privativo es en general beneficioso, y que deber?a ser promovido. La falacia reside aqu? en comparar solamente dos posibilidades: software privativo versus ausencia de software, y suponer que no existen otras posibilidades.
En un sistema en el que imperan los derechos de autor, el desarrollo de software se encuentra generalmente vinculado a la existencia de un due?o que controla su uso. Mientras exista este v?nculo, nos enfrentamos continuamente a la elecci?n entre software privativo o nada. Sin embargo, este v?nculo no es inherente ni tampoco inevitable; es m?s bien consecuencia de una decisi?n pol?tica social y legal espec?fica que aqu? estamos cuestionando: la decisi?n de que el software tenga propietarios. Formular la elecci?n entre software privativo y ausencia de software es una petici?n de principio.
El argumento en contra de la propiedad del software
La pregunta que se nos plantea es, ??deber?a el software estar vinculado a la existencia de due?os para, de esa manera, restringir su uso??
Para resolver este problema, tenemos que evaluar el efecto en la sociedad de cada una las dos opciones independientemente una de otra: el efecto de desarrollar software (sin considerar los t?rminos de distribuci?n) y el efecto de restringir su uso (suponiendo que el software ya haya sido desarrollado). Si una de estas opciones es beneficiosa y la otra es perjudicial, deber?amos deshacer el v?nculo y utilizar solo aquella que resulta beneficiosa.
En otras palabras, si restringir la distribuci?n de un programa ya desarrollado es perjudicial para la sociedad en su conjunto, un programador con conciencia ?tica rechazar? esta opci?n.
Para determinar el efecto de restringir el derecho de compartir, tenemos que comparar los beneficios para la sociedad de un programa restringido (por ejemplo, un programa privativo) con los que ofrece ese mismo programa pero libre. Esto significa comparar dos mundos posibles.
Este an?lisis tambi?n tiene en cuenta un contraargumento usado en ciertas ocasiones, el cual dice que ?los beneficios que se proporcionan al pr?jimo al darle una copia de un programa se cancelan por el perjuicio provocado al propietario?. Este contraargumento presupone que el perjuicio y el beneficio son de igual magnitud. El an?lisis implica la comparaci?n de ambas magnitudes y demuestra que el beneficio es mucho mayor que el perjuicio.
Para clarificar este argumento, vamos a aplicarlo a otro ?mbito: la construcci?n de carreteras.
La financiaci?n para construir todas las carreteras podr?a provenir de peajes. Como consecuencia nos encontrar?amos puntos de peaje en cada esquina. Un sistema de este tipo generar?a incentivos a la hora de mejorar las carreteras. Tambi?n tendr?a la virtud de obligar a los usuarios de una determinada carretera a pagar por ella. Sin embargo, un punto de peaje es un obst?culo artificial que dificulta la circulaci?n fluida del tr?fico; artificial, porque no es una consecuencia derivada del modo en que funcionan los autom?viles o las carreteras.
Si comparamos la utilidad de las carreteras libres y de aquellas con peaje, vemos que, siendo iguales en todo, la contrucci?n y la administraci?n de carreteras sin puntos de peaje resultan m?s econ?micas, adem?s de ser m?s seguras y m?s eficientes (2). En un pa?s pobre, el peaje podr?a impedir a muchos ciudadanos el acceso a las carreteras. De manera que las carreteras sin peajes ofrecen mayores beneficios a la sociedad a un costo menor; por lo tanto son mejores para la sociedad. As?, la sociedad deber?a escoger otros medios para financiar las carreteras, no mediante peajes. Una vez construidas, el uso de las carreteras deber?a ser gratuito.
Cuando los defensores de los peajes los presentan como unasimple forma de recaudaci?n de fondos, distorsionan la opci?n que existe. Los peajes incrementan los fondos p?blicos, pero hacen algo m?s: degradan, de hecho, la carretera. La carretera con peaje no es tan buena como la carretera libre; que se nos proporcionen m?s carreteras o carreteras t?cnicamente superiores puede muy bien no ser una mejora si implica sustituir las carreteras gratuitas por carreteras con peaje.
Por supuesto, la construcci?n de una carretera gratuita cuesta dinero, que de alguna manera la gente debe pagar. Sin embargo, esto no implica la inevitabilidad de los peajes. Nosotros, que en ambos casos pagamos, obtendremos mayores beneficios de nuestro dinero si lo invertimos en una carretera gratuita.
No quiero decir con esto que una carretera con peaje sea peor que la ausencia de carreteras. Eso ser?a verdad si el peaje fuese tan alto que casi nadie pudiera usarla, pero es improbale que un recaudador de impuestos adopte una pol?tica de ese tipo. Sin embargo, en tanto que los peajes suponen p?rdidas de tiempo y molestias considerables, es mejor conseguir el dinero de una manera menos obstruccionista.
Para aplicar este mismo argumento al desarrollo de software, mostrar? ahora que introducir ?peajes? en el software ?til le cuesta caro a la sociedad: encarece la construcci?n de los programas, encarece su distribuci?n, y su uso resulta menos satisfactorio y menos eficiente. De lo que se deduce que la construcci?n de programas deber?a promoverse de alguna otra manera. M?s adelante continuar? explicando otros m?todos posibles para la promoci?n y, en la medida en que sea realmente necesario, para la financiaci?n del desarrollo de software.
El perjuicio ocasionado por obstaculizar el software
Consideremos por un momento que se ha desarrollado un programa y que se ha efectuado todo pago necesario para su desarrollo; ahora la sociedad debe decidir entre convertirlo en privativo o permitir que se use y se comparta libremente. Supongamos que la existencia del programa y su disponibilidad sean algo deseable.(3)
Las restricciones a la distribuci?n y modificaci?n del programa no pueden facilitar su uso. S?lo pueden interferir. As? que el efecto solamente puede ser negativo. ?Pero en qu? medida? ?Y de qu? tipo?
Existen tres niveles diferentes de da?o material que provienen de estas restricciones:
- Un menor n?mero de personas usa el programa.
- Ninguno de los usuarios puede adaptar o mejorar el programa.
- Otros desarrolladores no pueden aprender del programa, ni basar en el mismo un nuevo programa.
Cada nivel de perjuicio material lleva asociado un perjuicio psico-social. Me refiero al efecto que tienen las decisiones de las personas sobre sus sentimientos, actitudes y predisposiciones posteriores. Estos cambios en la manera de pensar de las personas afectar?n la relaci?n con sus conciudadanos y pueden acarrear consecuencias concretas.
Los tres niveles de perjuicio material desperdician parte del valor que el programa podr?a proporcionar, pero no lo anulan. Si desperdician casi todo el valor del programa, entonces el hecho de escribir el programa perjudica a la sociedad en la medida en que se dedic? un esfuerzo en escribir el programa. Se podr?a decir que aquel programa que produce beneficios al venderse debe proporcionar alg?n tipo de beneficio material directo.
Sin embargo, teniendo en cuenta el perjuicio psico-social asociado, no existe l?mite alguno al perjuicio que puede ocasionar el desarrollo de software privativo.
Obstaculizar el uso de programas
El primer nivel de perjuicio impide el simple uso del programa. Una copia del programa tiene un costo marginal casi nulo (y se puede pagar este costo realizando la copia personalmente) de manera que en un mercado libre tendr?a un precio casi nulo. El pago por una licencia es un factor de disuasi?n significativo a la hora de usar el programa. Si un programa ampliamente ?til es privativo, menos personas lo usar?n.
Es f?cil mostrar que la contribuci?n total que un programa proporciona a la sociedad se reduce al asign?rsele un propietario. Todo usuario potencial del programa, enfrentado al hecho de tener que pagar para usarlo, puede escoger entre pagar o renunciar a usar el programa. Cuando un usuario escoge pagar, la transferencia de riqueza entre las dos partes es igual a suma cero. Pero cada vez que alguien elije no usar el programa, se provoca un perjuicio a esa persona sin que nadie salga beneficiado. La suma entre n?meros negativos y ceros es siempre negativa.
Pero esto no reduce la cantidad de trabajo necesario para desarrollar el programa. Como resultado, la eficiencia del entero proceso, medida en t?rminos de satisfacci?n del usuario final por hora de trabajo, se reduce.
Esto refleja la diferencia crucial entre las copias de programas y los autom?viles, las sillas o los bocadillos. No existe una copiadora de objetos materiales fuera de la ciencia ficci?n. Pero los programas son f?ciles de copiar, con muy poco esfuerzo cualquiera puede producir tantas copias como desee. Esto no es as? para los objetos materiales porque la materia se conserva: cada copia nueva tiene que generarse con materia prima, de la misma forma en que se construy? la primera copia.
Con objetos materiales, desalentar su uso tiene cierto sentido, porque un menor n?mero de objetos comprados implica menos materia prima y menos trabajo para producirlos. Es cierto que generalmente existen costos iniciales y de desarrollo que se extienden al proceso de producci?n. Pero mientras el costo marginal de producci?n sea significativo, a?adir una parte del costo de desarrollo no produce una diferencia cualitativa. Y no requiere la imposici?n de restricciones a la libertad de los usuarios normales.
Sin embargo, imponer un precio en algo que, de otra manera, podr?a ser gratuito, es un cambio cualitativo. Un pago impuesto unilateralmente sobre la distribuci?n de software provoca una fuerte falta de incentivos.
M?s a?n, la producci?n centralizada tal y como se practica en nuestros d?as, es ineficiente incluso en t?rminos de distribuci?n de copias de software. Este sistema consiste en enviar discos o cintas magn?ticas en embalajes superfluos, mandar grandes cantidades a lo largo y a lo ancho del mundo, y almacenarlos para la venta. Este coste se presenta como derivado de hacer negocios; en realidad, es una parte del gasto in?til causado por el hecho de tener due?os.
En perjuicio de la cohesi?n social
Supongamos que tanto usted como su vecino consideran ?til la ejecuci?n de un cierto programa. En un pacto ?tico con su vecino, seguramente se pondr?an de acuerdo en que una soluci?n apropiada de la situaci?n es que ambos usen el programa. Una propuesta que permitiese usar el programa s?lo a uno, restringiendo al otro, es discriminatoria; a ninguno de los dos, les parecer? aceptable.
Firmar una licencia t?pica de software implica traicionar a su vecino: ?Prometo privar a mi vecino de este programa para que yo pueda tener una sola copia para mi?. Las personas que toman estas decisiones sienten una presi?n psicol?gica interna que les empuja a justificarlas degradando la importancia de ayudar al pr?jimo de tal forma que el esp?ritu p?blico resulta perjudicado. Se trata de un da?o psicosocial asociado con el da?o material provocado por la desincentivaci?n del uso del programa.
Muchos usuarios admiten inconscientemente que resulta err?neo negarse a compartir, as? que deciden ignorar las licencias y las leyes, y comparten el programa de todas formas. Sin embargo, a menudo se sienten culpables de hacerlo. Saben que deben infringir las leyes para poder ser buenos vecinos, pero siguen considerando que las leyes tienen autoridad y concluyen que ser un buen vecino (que lo son) es algo malo de lo que hay que avergonzarse. Se trata tambi?n de un tipo de da?o psicosocial, pero se puede escapar de ello concluyendo que estas licencias y estas leyes no tienen fuerza moral alguna.
Los programadores tambi?n sufren ese da?o psicosocial cuando llegan a saber que a muchos usuarios se les impedir? usar su obra. Esto conduce a una actitud de cinismo o de autoenga?o. Un programador puede describir de manera entusiasta una obra que considera t?cnicamente interesante, y cuando se le pregunta: ??Se me permitir? usar el programa??, se vuelve cabizbajo y admite que la respuesta es ?no?. Para evitar desalentarse, casi siempre ignora este hecho, o bien adopta una postura c?nica pensada para minimizar su importancia.
Desde la era Reagan, la principal fuente de escasez de los Estados Unidos de Norteam?rica no es la de las innovaciones t?cnicas sino m?s bien la falta de voluntad para trabajar juntos por el bien p?blico. No tiene sentido alentar lo primero a expensas de esto ?ltimo.
Obstaculizar la adaptaci?n personalizada de programas
El segundo nivel de perjuicio material es la imposibilidad de adaptar los programas. La posibilidad de modificar el software es una de las grandes ventajas en comparaci?n con las antiguas tecnolog?as. Sin embargo, la mayor parte del software disponible comercialmente no est? disponible para ser modificado, ni siquiera despu?s de haberlo comprarlo. Se puede decidir tomarlo o dejarlo, como una caja negra, solo eso.
El programa que se ejecuta consiste en una serie de n?meros cuyo significado permanece oscuro. Nadie, ni siquiera un buen programador, puede cambiar f?cilmente esos n?meros para lograr que el programa haga algo diferente.
Los programadores trabajan normalmente con el ?c?digo fuente? del programa, que est? escrito en un lenguaje de programaci?n como por ejemplo Fortran o C. Mediante nombres se designan los datos que se est?n usando y las partes del programa, y se representan las operaciones con s?mbolos tales como ?+? para la suma y ?-? para la resta. El lenguaje est? dise?ado para ayudar a los programadores a leer y modificar los programas. He aqu? un ejemplo. un programa que calcula la distancia entre dos puntos en un plano:
float distance (p0, p1) struct point p0, p1; { float xdist = p1.x - p0.x; float ydist = p1.y - p0.y; return sqrt (xdist * xdist + ydist * ydist); }
El punto no es qu? significa precisamente el c?digo fuente, el punto es que parece ?lgebra, y para una persona que conoce este lenguaje de programaci?n ser? claro y significativo. Por el contrario, este es el mismo programa programa en formato ejecutable, en la computadora que usaba normalmente cuando escrib? esto:
1314258944 -232267772 -231844864 1634862 1411907592 -231844736 2159150 1420296208 -234880989 -234879837 -234879966 -232295424 1644167167 -3214848 1090581031 1962942495 572518958 -803143692 1314803317
El c?digo fuente es ?til (al menos potencialmente) para cualquier usuario de un programa. Pero a la mayor?a de los usuarios no se les permite tener copias del c?digo fuente. Generalmente el c?digo fuente de un programa privativo es guardado en secreto por el propietario, por miedo a que cualquier otro pueda aprender algo. Los usuarios reciben solamente ficheros de n?meros incomprensibles que el ordenador se encargar? de ejecutar. Esto quiere decir que ?nicamente el propietario del programa lo puede modificar.
Una amiga me cont? una vez que trabaj? como programadora en un banco durante seis meses, escribiendo un programa similar a otro que se pod?a obtener comercialmente. Pensaba que si hubiese tenido acceso al c?digo fuente de ese programa comercial lo podr?a haber adaptado f?cilmente a las necesidades del banco. El banco estaba dispuesto a pagar por ello, pero no le estaba permitido hacerlo pus el c?digo fuente era secreto. De manera que tuvo que dedicar seis meses de trabajo de desarrollo, un trabajo que aparece contabilizado en el Producto Bruto Interno (PBI) pero que realmente fue un desperdicio.
Hacia 1977, el Laboratorio de Inteligencia Artificial (AI lab) del MIT recibi? de regalo una impresora gr?fica de Xerox. Corr?a con software libre al que a?adimos bastantes mejoras ?tiles. Por ejemplo, el programa notificaba inmediatamente al usuario cuando el trabajo de impresi?n hab?a terminado. Cuando la impresora ten?a un problema, por ejemplo una obstrucci?n o falta de papel, el software lo notificaba inmediatamente a todos los usuarios que tuviesen trabajos pendientes. Estas mejoras facilitaban el trabajo.
M?s tarde Xerox don? al laboratorio de IA una impresora nueva, m?s r?pida, una de las primeras impresoras l?ser. Funcionaba con software privativo que corr?a en un ordenador independiente dedicado en forma exclusiva, de manera que no pudimos a?adir ninguna de nuestras mejoras favoritas. Pudimos hacer que enviase una notificaci?n cuando se mandaba un trabajo de impresi?n al ordenador dedicado a la impresora, pero no cuando el trabajo se hab?a terminado, y generalmente el retraso era considerable. No hab?a forma de saber cu?ndo la impresi?n hab?a terminado, lo ?nico que se pod?a hacer era adivinarlo. Y nadie sab?a nunca cuando se atascaba el papel, as? que a menudo la impresora se quedaba fuera de servicio por espacio de una hora.
Los programadores de sistemas del laboratorio de IA Lab estaban capacitados para solucionar aquellos problemas, probablemente tan capacitados como los autores originales del programa. Xerox no mostr? inter?s en arreglar aquellas fallas y nos lo impidi?, de manera que nos vimos forzados a aceptar. Nunca se arreglaron.
La mayor?a de los buenos programadores han experimentado esta frustraci?n. El banco pod?a permitirse resolver un problema escribiendo un programa nuevo partiendo de cero, pero un usuario corriente, no importa lo capacitado que est?, no tiene m?s opci?n que rendirse.
Rendirse provoca un da?o psicosocial, al esp?ritu de independencia. Es desmoralizante vivir en una casa que no puedes arreglar para adecuarla a tus necesidades. Lleva a la resignaci?n y al retraimiento, que pueden extenderse a otros ?mbitos de la vida. La gente que padece de esta manera no se encuentra a gusto y no realiza un buen trabajo.
Imag?nese c?mo ser?a si las recetas de cocina se acaparasen de la misma manera que el software. Uno se podr?a preguntar: ??C?mo cambio esta receta para que no tenga sal?? y que el gran chef respondiese: ??C?mo se atreve a insultar mi receta, mi creaci?n y mi paladar, manose?ndola? ?No tiene usted el juicio necesario para cambiar mi receta y hacer que salga bien!?
??Pero mi m?dico me ha prohibido tomar sal! ?Qu? puedo hacer? ?Va a quitar usted la sal por m???
?Me encantar?a hacerlo, mis honorarios son de s?lo 50.000 d?lares? (como el due?o posee el monopolio sobre los modificaciones, las tarifas suelen ser elevadas). ?De todas formas, ahora mismo no tengo tiempo. Estoy ocupado en una comisi?n para dise?ar una nueva receta de galleta mar?tima para la Armada. Estar? contigo en unos dos a?os.?
Obstaculizar el desarrollo de software
El tercer nivel de da?o material afecta al desarrollo de software. El desarrollo de software normalmente era el resultado de un proceso evolutivo en el que una persona tomaba un programa existente y modificaba algunas partes para a?adir una funci?n nueva, y luego otra persona volv?a aescribir algunas partes para a?adir otra funci?n; en algunos casos, este proceso transcurr?a durante un periodo de veinte a?os. Mientras tanto, algunas partes de ese programa pod?an ser ?canibalizadas? para comenzar el desarrollo de otros programas.
La existencia de propietarios impide este tipo de evoluci?n, hace necesario empezar desde cero cuando se quiere desarrollar un programa. Tambi?n impide a los nuevos programadores estudiar los programas disponibles para aprender t?cnicas ?tiles o incluso ver c?mo est?n estructurados los programas de mayor envergadura.
Los propietarios tambi?n obstruyen el aprendizaje. He conocido estudiantes brillantes en inform?tica que nunca han visto el c?digo fuente de un programa extenso. Pueden ser buenos escribiendo peque?os programas, pero no pueden empezar a adquirir las diferentes habilidades necesarias para escribir programas extensos si no pueden ver c?mo lo han hecho otros.
En cualquier campo intelectual, uno puede alcanzar metas m?s elevadas apoy?ndose en otros. Pero esto ya no se permite por lo general en el campo del software: uno puede apoyarse solamente en otras personas de la propia empresa.
El da?o psicosocial asociado afecta el esp?ritu de cooperaci?n cient?fica, que normalmente era tan intenso que los cient?ficos segu?an cooperando incluso cuando sus pa?ses entraban en guerra. Con este esp?ritu, los ocean?grafos japoneses que abandonaron su laboratorio en una isla del Pac?fico preservaron cuidadosamente su trabajo en el momento de la invasi?n de los marines de los EEUU y dejaron una nota pidiendo que lo conservaran bien.
El conflicto por la obtenci?n de ganancias ha destruido lo que se salv? del conflicto internacional. Hoy en d?a, cient?ficos de numerosas disciplinas no publican lo suficiente en sus trabajos como para permitir a otros repetir el experimento. Publican solamente lo necesario para que los lectores puedan maravillarse de lo mucho que los cient?ficos saben hacer. Desde luego, esto tambi?n es as? en el campo de la inform?tica, donde el c?digo fuente de los programas que se anuncian es generalmente secreto.
No importa c?mo se restrinja el acto de compartir
He discutido sobre los efectos de impedir la copia o la modificaci?n de un programa o de impedir que se utlice para usarlo como base para desarrolar otro programa. No he especificado c?mo se lleva a cabo esta obstrucci?n, puesto que no afecta a la conclusi?n. Como quiera que se haga, mediante protecci?n anticopia, derechos de autor, licencias, encriptaci?n, tarjetas ROM, o n?meros de serie del hardware, si se logra impedir el uso, el da?o est? hecho.
Los usuarios consideran algunos de estos m?todos m?s desagradables que otros. Creo que los m?todos m?s odiosos son aquellos que cumplen su objetivo.
El software debe ser libre
He argumentado que la propiedad de un programa, o sea el poder de restringir las modificaciones o las copias, es obstructiva. Sus efectos negativos son extensos e importantes. La conclusi?n es que en la sociedad no deber?an existir propietarios de programas.
Otra manera de comprender esto es reconocer que la sociedad necesita que el software sea libre y que el software privativo es un mal sustituto. Promover el sustituto no es una manera l?gica de conseguir lo que necesitamos.
Vaclav Havel nos aconsej?: ?Trabaja por algo porque es bueno, no simplemente porque tiene probabilidades de ?xito? Una empresa que produce software privativo tiene probabilidades de ?xito en sus propios y estrechos t?rminos, pero no es lo que beneficia a la sociedad.
Por qu? la gente desarrollar? software
Si eliminamos los derechos de autor como forma de animar a la gente a desarrollar software, al principio se desarrollar? una menor cantidad de software, pero ese software ser? m?s ?til. No est? claro si la satisfacci?n total del usuario ser? inferior; pero si as? fuera, o si quisi?ramos aumentarla, existen otras maneras de promover el desarrollo, exactamente igual que hay formas alternativas a los peajes para conseguir dinero con el fin de pagar las carreteras. Antes de hablar acerca de c?mo lograrlo, quisiera abordar la cuesti?n del grado de promoci?n artificial verdaderamente necesario.
Programar es divertido
Existen algunos tipos de trabajo que poca gente har?a si no fuera por el dinero; la construcci?n de carreteras, por ejemplo. Hay otros campos de la ciencia y del arte en los que existe escasa probabilidad de enriquecerse, en los que las personas se involucran por fascinaci?n o por que perciben que son socialmente valiosos. Algunos ejemplos son la l?gica matem?tica, la m?sica cl?sica y la arqueolog?a, como as? tambi?n la organizaci?n pol?tica entre los trabajadores. La gente compite, m?s triste que amargamente, por las pocas vacantes remuneradas disponibles, ninguna de las cuales est? muy bien financiada. Incluso hasta pueden pagar por la oportunidad de trabajar en ese campo, si pueden permit?rselo.
Un campo as? puede transformarse de la noche a la ma?ana si empieza a ofrecer posibilidades de enriquecimiento. Cuando un trabajador prospera, otros demandan las mismas oportunidades. Pronto todos pedir?n grandes sumas de dinero por aquello que antes hac?an por placer. En un par de a?os, todo el mundo relacionado con ese campo se burlar? de la idea de que ese trabajo se realice sin obtener a cambio grandes sumas de dinero. Aconsejar?n a los planificadores sociales que se aseguren de que estos retornos de capital sean posibles, creando privilegios especiales, poderes y monopolios, alegando que son necesarios.
Esta transformaci?n sucedi? en el campo de la programaci?n de ordenadores durante los a?os setenta. En la d?cada del 70 uno pod?a encontrarse con art?culos sobre la ?adicci?n a las computadoras?: los usuarios estaban ?conectados? y llevaban indumentos de cien d?lares por semana. Se lleg? a un punto en que la gente amaba tanto la programaci?n como para acabar con sus matrimonios. Hoy en d?a, lo que se dice es que nadie programa sin recibir una excelente remuneraci?n. La gente ha olvidado lo que se sab?a en ese entonces.
Llegado el momento en el que quienes trabajan en un campo determinado lo hacen solamente por las altas sumas de dinero que se pagan, esto no debe llevar a la conclusi?n de que ser? siempre as?. La din?mica del cambio puede invertir la direcci?n si la sociedad proporciona el empuje inicial. Si anulamos la posibilidad de enriquecerse enormemente, entonces, despu?s de un tiempo, cuando la gente haya reajustado sus actitudes, se volver? una vez m?s a trabajar en ese campo por el placer de hacerlo.
La respuesta a la pregunta ??c?mo podemos pagar a los programadores?? resulta m?s f?cil cuando nos damos cuenta de que no es una cuesti?n de pagarles una fortuna. Se trata de conseguir los fondos necesarios como para poder ganarse la vida.
Financiaci?n del software libre
Las instituciones que pagan a los programadores no tienen que ser necesariamente empresas de software. Existen ya muchas otras instituciones que pueden hacerlo.
Los fabricantes de hardware saben que es esencial colaborar en el desarrollo de software, incluso cuando no puedan controlar su uso. En 1970 la mayor?a del software era libre porque no se hab?a considerado la posibilidad de restringirlo. Hoy en d?a, la creciente voluntad de los fabricantes de unirse en consorcios refleja su comprensi?n de que la propiedad del software no es lo que realmente les importa.
Las universidades dirigen muchos proyectos de programaci?n. Hoy en d?a, a menudo venden los resultados, pero en los a?os setenta no lo hac?an. ?Cabe alguna duda de que las universidades desarrollar?an software libre si no se les permitiera vender el software? Estos proyectos podr?an estar respaldados por los mismos contratos y subvenciones gubernamentales que ahora respaldan el desarrollo de software privativo.
Hoy en d?a lo normal es que los investigadores universitarios obtengan subvenciones para desarrollar un sistema casi hasta el punto de completarlo, denominando a eso un producto ?acabado?, y luego son las empresas las que realmente lo terminen y lo conviertan en algo ?til. A veces declaran ?libre? esa versi?n sin acabar, pero si son profundamente corruptos, lo que hacen es conseguir que la universidad les otorgue una licencia de exclusividad. Esto no es un secreto, es abiertamente admitido por todos los involucrados. Sin embargo, si los investigadores no se vieran tentados a hacer estas cosas, seguir?an investigando de todas formas.
Los programadores que escriben software libre pueden vivir de la venta de servicios relacionados con el software. Yo he sido contratado para adaptar el Compilador GNU de C a un hardware nuevo y para construir extensiones de interfaces de usuario para GNU Emacs. Ofrezco esas mejoras al p?blico una vez acabadas. Tambi?n doy clases por las que me pagan.
No soy el ?nico que trabaja de esta manera. Existe una corporaci?n que est? creciendo de forma exitosa y se dedica exclusivamente a este tipo de trabajo. Otras empresas proporcionan soporte comercial para el software libre del sistema GNU. Este es el comienzo de una industria independiente de soporte de software, una industria que podr?a crecer bastante si el software libre se llega a imponer. Proporciona a los usuarios una opci?n generalmente no disponible para el software privativo, excepto para los ricos.
Nuevas instituciones como la Free Software Foundation pueden tambi?n subvencionar a los programadores. La mayor?a de los fondos de la Fundaci?n provienen de los usuarios que compran cintas magn?ticas por correo. Las cintas contienen software que es libre, lo que quiere decir que cualquier usuario tiene la libertad de copiarlo y modificarlo, pero a?n as? muchos pagan por las copias. Recu?rdese que ?software libre? se refiere a la libertad, no al precio. Algunos usuarios encargan cintas magn?ticas de programas que ya tienen como una forma de contribuci?n que estiman que merecemos. La Fundaci?n tambi?n recibe importantes donaciones de fabricantes de computadoras.
La Free Software Foundation es una asociaci?n sin fines de lucro y sus ingresos se invierten en contratar a tantos programadores como se pueda. Si se hubiese planteado como una empresa para distribuir software libre al p?blico por el mismo precio, proporcionar?a ahora un elevado nivel de ingresos a su fundador.
Precisamente porque la Fundaci?n no persigue fines de lucro, los programadores trabajan por la mitad de lo que cobrar?an en cualquier otro lugar. Hacen esto porque estamos libres de burocracia y porque les agrada saber que su trabajo no encontrar? obst?culos al uso de sus obras. Y lo que es m?s importante, lo hacen porque programar es divertido. Adem?s, los voluntarios han escrito muchos programas ?tiles para nosotros. Incluso han empezado a colaborar escritores t?cnicos.
Esto confirma que la programaci?n se encuentra entre los campos m?s fascinantes, junto con la m?sica y el arte. No debemos temer que no haya nadie que quiera programar.
?Qu? deben los usuarios a los desarrolladores?
Los usuarios de software tienen una buena raz?n para sentirse moralmente obligados a contribuir a su soporte. Los desarrolladores de software libre contribuyen a las actividades de los usuarios, y a largo plazo es justo, a la vez que beneficioso para los usuarios, proporcionar fondos para que esto contin?e.
Sin embargo, esto no se aplica a los desarrolladores de software privativo, ya que el obstruccionismo merece un castigo m?s que una recompensa.
De manera que tenemos una paradoja: el desarrollador de software ?til tiene el derecho de recibir el apoyo de los usuarios, pero cualquier intento que convierta esta obligaci?n moral en un requisito destruye la base de la obligaci?n. Un desarrollador puede merecer una recompensa o pedirla, pero no las dos cosas a la vez.
Creo que un desarrollador con perspectiva ?tica, enfrentado con esta paradoja, debe actuar de modo que merezca la recompensa, pero deber?a asimismo animar a los usuarios a que realicen donaciones voluntarias. Con el tiempo los usuarios aprender?n a ayudar a los desarrolladores sin coacci?n, como han aprendido a ayudar a las emisoras de radio o a las cadenas de televisi?n p?blicas.
Qu? es la productividad de software
Si el software fuese libre seguir?a habiendo programadores, pero quiz? menos. ?Ser?a esto perjudicial para la sociedad?
No necesariamente. Hoy en d?a las naciones desarrolladas tienen menos granjeros que en el 1900, pero no creemos que esto sea malo para la sociedad porque esos pocos agricultores distribuyen a los consumidores m?s alimentos que los que antes proporcionaban muchos agricultores. Llamamos a esto mejora de la productividad. El software libre requerir?a bastantes menos programadores para satisfacer la demanda, debido al incremento en la productividad de software en todos los niveles:
- El uso m?s extendido de cada programa que se desarrolla.
- La posibilidad de adaptar programas existentes a configuraciones especiales en lugar de tener que desarrollar los programas desde cero.
- Mejor educaci?n de los programadores.
- La eliminaci?n de la duplicaci?n de esfuerzos en el desarrollo.
Aquellos que se oponen a la cooperaci?n, quej?ndose de que podr?a producir una reducci?n en el empleo de los programadores, est?n, en realidad, oponi?ndose al aumento de la productividad. Pero estas personas generalmente aceptan la creencia universal de que la industria del software necesita un incremento de productividad. ?C?mo se explica esto?
La ?productividad de software? puede significar dos cosas diferentes: la productividad general de todo el desarrollo de software o la productividad de proyectos individuales. La productividad general es lo que a la sociedad le gustar?a mejorar y la forma m?s directa de lograrlo es eliminar los obst?culos artificiales que reducen la cooperaci?n. Pero los investigadores que estudian el campo de la ?productividad de software? se enfocan solamente en el segundo y m?s limitado sentido del t?rmino, en donde la mejora precisa de complejos avances tecnol?gicos.
?Es inevitable la competencia?
?Es inevitable que la gente trate de competir y superar a sus rivales en la sociedad? Puede que as? sea. Pero la competencia en s? misma no es da?ina; lo da?ino es combatir.
Existen muchas formas de competir. La competencia puede consistir en tratar de conseguir siempre m?s, en mejorar lo que otros han hecho. Por ejemplo, en el pasado, exist?a competencia entre los magos de la programaci?n, que consist?a en saber qui?n era capaz de hacer las cosas m?s fascinantes en la computadoras o qui?n era capaz de escribir el programa m?s corto o m?s r?pido para una determinada tarea. Este tipo de competencia puede ser beneficiosa para todos, siempre y cuando se mantenga el esp?ritu de deportividad.
Una competencia constructiva es suficiente para motivar a la gente a realizar grandes esfuerzos. Hay un gran numero de personas que compiten por ver qui?n es el primero en visitar todos los pa?ses de la Tierra; algunos llegan a gastar una fortuna intent?ndolo. Pero no sobornan a los capitanes de barcos para que dejen desamparados a sus rivales en islas desiertas. No tienen ning?n problema en dejar que gane al mejor.
La competencia se convierte en combate cuando los competidores intentan obstaculizarse los unos a los otros en lugar de avanzar por s? mismos, cuando ?que gane el mejor? se convierte en ?d?jame ganar, aunque no sea el mejor?. El software privativo es perjudicial, no porque sea una forma de competici?n, sino porque es una forma de combate entre los ciudadanos de nuestra sociedad.
La competici?n en los negocios no es necesariamente un combate. Por ejemplo, cuando dos supermercados compiten, todo su esfuerzo se emplea en mejorar sus actividades, no en sabotear al rival. Pero esto no demuestra un especial compromiso con una ?tica empresarial; m?s bien, existe poco margen de en esta rama de los negocios para la violencia f?sica. No todas las ?reas de negocio comparten esta caracter?stica. No revelar informaci?n que podr?a ayudar el progreso de todos es una forma de combate.
La ideolog?a empresarial no prepara a las personas para resistir a la tentaci?n de combatir a la competencia. Algunas formas de combate han sido prohibidas con leyes antimonopolio, leyes sobre publicidad honesta y otras m?s. Sin embargo, lejos de generalizar estas medidas repudiando el combate en general por cuesti?n de principios, los ejecutivos inventan otras formas de combate que no est?n espec?ficamente prohibidas. Los recursos de la sociedad se despilfarran en el equivalente econ?mico de una guerra civil entre distintas facciones.
??Por qu? no nos vamos a Rusia??
En los Estados Unidos de Nortem?rica, cualquier partidario de otra cosa que no sea la forma m?s extrema de laissez-faire ha o?do a menudo esta acusaci?n. Por ejemplo, es esgrimida contra los defensores de un sistema de sanidad p?blica, como los que existen en todas las dem?s naciones industrializadas del mundo libre. Es esgrimida contra los que desean subvenciones al mundo de las artes, tambi?n universal en las naciones avanzadas. La idea de que los ciudadanos tienen una obligaci?n para con el bien com?n se identifica en ese pa?s con el comunismo. Pero, ?cu?n semejantes son estas ideas?
El comunismo, tal y como se practic? en la ex Uni?n Sovi?tica, era un sistema de control central donde toda la actividad era dirigida supuestamente por el bien com?n, pero en realidad era en beneficio de los miembros del partido comunista. Y donde los equipos de copiado estaban estrechamente vigilados para prevenir posibles copias ilegales.
En los Estados Unidos de Norteam?rica, el sistema de derechos de autor sobre el software ejerce un control central sobre la distribuci?n de un programa y custodia los equipos de copiado con sistemas automatizados de protecci?n anticopia para prevenir el copiado ilegal.
Por el contrario, yo trabajo para construir un sistema donde las personas sean libres de decidir sus propias acciones; en particular, libres de ayudar a sus vecinos y libres de alterar y mejorar las herramientas con las que trabajan en su vida diaria. Un sistema basado en la cooperaci?n voluntaria y en la descentralizaci?n.
As?, si fu?semos a juzgar posturas por su parecido al comunismo ruso, son los propietarios de software quienes son comunistas.
La cuesti?n de las premisas
En este texto, parto del supuesto de que un usuario de software no es menos importante que un autor, o incluso que el jefe del autor. En otras palabras, sus intereses y necesidades tienen igual peso cuando se trata de elegir la mejor opci?n.
Esta premisa no es aceptada universalmente. Muchos sostienen que la persona que contrata al autor es fundamentalmente m?s importante que ning?n otro. Dicen, por ejemplo, que el prop?sito de que existan propietarios de software es ceder al que contrata la ventaja que se merece, independientemente de de c?mo puede afectar esto al p?blico.
No tiene sentido tratar de demostrar o refutar estas premisas. La prueba necesita premisas compartidas. As? que la mayor parte de lo que digo est? destinado solo a aquellos que comparten mis premisas o que al menos est?n interesados en cu?les son sus consecuencias. Para aquellos que crean que los propietarios son m?s importantes que nadie, este documento es simplemente irrelevante.
Pero, ?por qu? un gran n?mero de estadounidenses acepta una premisa que da m?s importancia a algunas personas sobre el resto de los dem?s? En parte debido a la creencia de que esta premisa forma parte de las tradiciones legales de la sociedad estadounidense. Algunas personas sienten que poner en duda esta premisa implica cuestionar los fundamentos de la sociedad.
Es importante que esas personas sean concientes de que esta premisa no es parte de nuestra tradici?n legal. Nunca lo fue.
As?, la Constituci?n dice que el prop?sito de los derechos de autor es ?promover el progreso de la ciencia y de las artes ?tiles?. La Corte Suprema ha discutido sobre esto, dictando en el caso Fox Film contra Doyal que ?el ?nico inter?s del los Estados Unidos y el objetivo principal por el que se otorga el monopolio [de los derechos de autor] descansa en los beneficios generales obtenidos por el p?blico gracias al trabajo de los autores?.
No estamos obligados a estar de acuerdo con la Constituci?n o con la Corte Suprema (en un momento dado, los dos perdonaron el esclavismo). De modo que sus posiciones no rechazan la premisa de la supremac?a del propietario. Pero espero que esa premisa se desvanezca con una toma de conciencia sobre el hecho de que es una posici?n adoptada por la derecha radical, no tradicionalmente reconocida.
Conclusi?n
Nos gusta pensar que nuestra sociedad promueve la solidaridad con el pr?jimo, pero cada vez que recompensamos a alguien por su obstruccionismo o admiramos a otro por haberse enriquecido por esa v?a, transmitimos el opuesto.
Especular con el software es una expresi?n de nuestra predisposici?n general a la indiferencia con respecto al bienestar de la sociedad y a favor del bienestar personal. Podemos observar esta indiferencia desde Ronald Reagan a Dick Cheney, desde Exxon a Enron, desde bancos inadecuados a escuelas inadecuadas. Podemos medirla por el n?mero de personas sin hogar y aquellas encarceladas. El esp?ritu antisocial se retroalimenta, porque cuanto m?s comprobamos que la gente no nos ayudar?, m?s in?til nos parece ayudarlos a ellos. Y as? la sociedad degenera en una jungla.
Si no queremos vivir en una jungla, debemos cambiar nuestras formas de comportamiento. Debemos empezar transmitiendo el mensaje de que un buen ciudadano es aquel que colabora cuando es apropiado, no aquel que logra ?xito expropiando a los dem?s. Espero que el movimiento por el software libre pueda contribuir a esto: al menos en un ?rea, reemplazaremos la jungla por un sistema m?s eficiente que anime y se base en la cooperaci?n voluntaria.
Notas
- La palabra ?free? en ?free software? se refiere a la libertad, no al precio; el precio pagado por una copia del programa puede ser cero, o muy bajo, o en muy raras ocasiones bastante elevado. [n. de t.: en ingl?s la palabra ?free? significa tanto ?libre? como ?gratuito?, per en espa?ol existen dos t?rminos distintos para cada concepto; por lo tanto ?software libre? es la forma correcta en espa?ol.]
- Los problemas de la contaminaci?n y la congesti?n del tr?fico no modifican esta conclusi?n. Si queremos desanimar el uso de autom?viles en general, haciendo que resulte m?s costoso, las cabinas de peaje son una mala idea ya que contribuyen a la contaminaci?n y la congesti?n. Un impuesto sobre el combustible es mucho mejor. Del mismo modo, el deseo de mejorar la seguridad mediante la limitaci?n de la velocidad m?xima no es relevante; una carretera de acceso libre mejora la velocidad media evitando las paradas y sus respectivos retrasos, para cualquier l?mite de velocidad dada.
- Se podr?a considerar alg?n un programa en particular como algo perjudicial que no deber?a estar siempre disponible, como sucedi? con la base de datos de informaci?n personal Lotus Marketplace, que se retir? del mercado debido a la desaprobaci?n p?blica. La mayor parte de lo que digo no es aplicable a este caso, pero no tiene mucho sentido estar a favor de que el programa tenga un propietario argumentando que el proprietario se encargar? de que el programa sea m?s dif?cil de obtener. El propietario no lo har? completamente inaccesible, como ser?a de desear en el caso de un programa cuyo uso se considere destructivo.
Este ensayo est? publicado en el libro Software libre para una sociedad libre: Selecci?n de ensayos de Richard M. Stallman.